jueves, 27 de junio de 2024

 

¿PENSAR PARA APRENDER O PENSAR PARA ENSEÑAR?

Tratando de relacionar el pensar con el aprender y el enseñar, se puede plantear lo siguiente: qué es propiamente pensar, que implica, qué significa, que se debe hacer para poder pensar?  Son una serie de preguntas sobre el acto de pensar que han sido abordadas en la historia por filósofos, sicólogos, pedagogos. Lo que nos interesa considerar es sí se necesita hacer referencia a las diversas teorías desde estos diferentes ámbitos o contextos para entender claramente lo que sea el pensar. No necesitamos recurrir a los diversos autores en estos distintos contextos para entender lo que es el pensar. En el curso de nuestra reflexión sobre elpensar sí se va a hacer referencia a algunos autores que reconocemos han intentado reflexionar y cuestionar el pensar y el reflexionar, pero nos interesa más profundizar lo que entendemos hoy por estas actividades reflexivas, obviamente integrando lo que históricamente se ha podido tomar de cada uno de estos autores (filósofos, sicólogos y educadores).  Por eso cuando enuncio qué entiendo por pensar hoy, estoy exponiendo lo que he ido elaborando teóricamente desde mi lectura y reflexión sobre estos diversos autores clásicos que han ido abordando el tema desde el contexto griego.  No quiere decir esto que voy a hacer una referencia sumatoria o enciclopédica a todos estos diversos autores leídos o tratados, sino que lo que quiero decir es que mi concepto actual de lo que sea el pensar se ha formado o mejor, lo he formado, lo he ido formando con la lectura hermenéutica y crítica. Es decir, mi concepción  actual sobre esta temática o problemática se conforma (forma y transforma) a partir de la comprensión crítica que desde el contexto histórico he ido realizando. Quiero decir con esto que nuestros conceptos (ideas, opiniones,  teorías más o menos tematizadas o desarrolladas) no son datos sueltos o que “estén” en la mente o en el pensamiento y que cuando necesitamos hablar de ellos o hacer referencia a alguno en particular lo extraemos y ponemos ante nosotros como quien saca un objeto de su bolso (actuando como el mago quien va sacando de su sombrero diversos objetos para ilusionar a los espectadores de su función).

En este sentido o en este contexto pensar implica relacionar diversas ideas, opiniones y conceptos. Piensa, por ejemplo, el ama de casa cuando planea, antes de ir de compras al supermercado, qué debe comprar, qué le hace falta según el menú que esté imaginado para sus próximas comidas, con qué presupuesto cuenta, a qué tienda debe dirigirse, etc, etc.  Es decir, este planear una actividad tan cotidiana y que la puede realizar también cualquiera de nosotros, requiere ya de un pensar: imaginar, planear, preguntar a otras personas qué necesitan para traérselo del mercado, etc.   O sea, estamos pensando continuamente en nuestra actividad diaria. Cuando recordamos lo que hemos hecho, por ejemplo, el día anterior y revivimos los encuentros que tuvimos con las diversas personas con las que dialogamos y nos sonreímos interiormente de lo que dijimos o nos dijeron y es como si volviéramos a revivir dichas escenas de nuestra vida anterior. Este  rememorar lo que se ha hecho antes, el día anterior, por ejemplo, es pensar, es tratar de comprender lo que hemos hecho , por qué hemos actuado como lo hicimos, es volver a poner en escena lo que se ha vivido, es un acto recordatorio, es hacer memoria, es activar el plano paradigmático de nuestro quehacer, de nuestra cotidianidad.  Estoy viviendo en dos planos: el lineal, sintagmático, que coincide o corresponde con el decurso del tiempo vivido como eje temporal en una continuidad de instantes o sucesión temporal medido por los relojes como un transcurrir lineal de diversos momentos sucesivos, y el plano paradigmático que es como un  eje transversal que sostiene cada uno de dichos momentos: cuando me detengo y trato de recordar lo que he hecho o dicho un momento antes, ya sea próximo o lejano, estoy intentando reconstruir dicho eje transversal que sostiene lo que voy viviendo.

Se puede decir que es la memoria de nuestra vida. Puedo acceder a esta estructura que sostiene mi presente por medio del pensar. Habría que preguntar si este volver a mi pasado tiene algún sentido o si sirve de alguna forma para formarme mejor. Es el sentido del llamado examen de conciencia o intento de recordación de lo que he hecho, pero que solo lo hago cuando he advertido que he cometido algún error, he olvidado algo o no he sabido conversar o responder a alguien con quien había dialogado previamente.

Formar implica, entonces, este eje transversal que se debe realizar a medida que se avanza en acciones concretas, lineales, sintagmáticas, para lograrlo. Cuando para conseguir o realizar una determinada tarea en el presente voy realizando acciones sintagmáticas, lineales, o sea en la sucesión del tiempo, estas acciones tienen que ir  trascendiendo los momentos del presente e ir construyendo como en un edificio armónico los diversos elementos que van constituyendo la formación. Pero el maestro no puede intentar producir esta formación  en el sujeto, en el alumno que supuestamente la recibiera desde fuera.   El sujeto debe formarse por si mismo a partir de la guía que le brinde el maestro que tiene el saber pedagógico o que sabe, por este saber pedagógico que él mismo en forma responsable, es decir, consciente, ha logrado, que él solo puede guiar  en este proceso formativo que es compromiso en última instancia del sujeto formarse. No puedo yo, como maestro formarlo si este sujeto, persona en formación, no es al mismo tiempo consciente que es él, en última instancia, quien se está formando.  ¿Con la orientación  que el maestro le brinde sí podrá llegar el sujeto en formación a ser consciente, a tomar conciencia que es él quien se está formando, que el maestro solo puede orientarlo a que se pueda formar por sí mismo?

Esta es la pregunta que constantemente se debe plantear un profesor o un maestro que este orientado por un saber pedagógico. ¿Como pretendo que mis sujetos en formación tomen conciencia que son ellos y solo ellos quienes se están formando y que yo en cuanto maestro lo que debo hacer es no interferir dicho proceso formativo?  Sería como una tarea negacionista en el sentido de no intervenir o interferir en dicho proceso formativo que en última instancia  es tarea responsable del sujeto que está en formación. En este punto recordamos o tomamos la propuesta de Rousseau cuando trataba de alejar a Emilio de algún factor como se diría ahora que pudiera afectarlo en su proceso formativo y lo guiaba para que él, Emilio, solo, en contacto con la naturaleza, fuera descubriendo, reduciendo al máximo la influencia de él como maestro y solo guiándole para que el fuera descubriendo lo que otros pretendían obligarlo a que aprendiera o resolviera desde fuera, de los libros o del contenido de un programa de una clase, por ejemplo. Esta propuesta naturalista que fue retomada por la Escuela Activa, de Montessori, Claparede, por ejemplo, se puede contextualizar en el concepto de la educación como un formarse, o sea, la formación como un proceso que se va desarrollando  desde el sujeto mismo en formación sin la influencia negativa de un  medio social que perturbaría lo más positivo de este proceso que debe ser lo más autónomo y auténtico posible, sin ninguna interferencia desde el exterior.  Claro que esta propuesta naturalista en el concepto de formarse puede aparecer muy idealista y utópica en el momento actual cuando alguien considera que seria imposible aislar al sujeto en su proceso formativo de la influencia de un medio circundante, tecnológico y caracterizado por el dominio de las redes sociales, que el sujeto en formación ya se encuentra envuelto en ellas y sería imposible aislarlo o protegerlo de la influencia negativa que le produciría todo este contexto tecnológico.