REFLEXIONES PEDAGOGICAS (3) 2023 José Iván Bedoya M. jbedma@hotmail.com
Facultad de Educación U. de A. Medellín
La
propuesta es intentar comprender a Herbart desde Gadamer. He estado pensando sobre este tema desde el
mismo momento en que intentaba contextualizar la pedagogía sistemática de
Herbart. Intuía que Herbart a partir de su formación en la filosofía kantiana
había elaborado una concepción sistemática del proceso de conocimiento que
intentaba a partir de su praxis educativa integrar y no simplemente aplicar a
su propuesta pedagógica. Herbart constata que la concepción kantiana del
conocimiento no le explica o le permite dar cuenta de lo que en el fondo es el conocimiento,
de lo que implica en su totalidad. Entiende que es esencialmente un proceso que
integra o debe integrar un conjunto complejo de elementos. Esta interpretación holística del proceso de
conocimiento y en particular del proceso formativo me lleva a pensar que
Herbart intuyó la limitación que la filosofía kantiana tenía con respecto al
conocimiento. En la Modernidad se veía
el conocimiento solo desde el sujeto racional que debía encontrar un método
rigurosamente racional para poder conocer, para poder entender en que consistía
el proceso científico tal como lo había llevado cabo un científico como
Galileo, por ejemplo. El “concibo en la mente” (concipio) implicaba encontrar
un fundamento racional indubitable, a partir del cual construir toda la ciencia
moderna y fundar el nuevo modo moderno de hacer ciencia. Es Comenio quien
construye la primera pedagogía fundamentada en este nuevo método moderno y con
la convicción a partir de aquí que se puede llegar a “enseñar todo a
todos”. Todo, entonces, se puede llegar
a enseñar y el estudiante puede conocer todo. Es el optimismo racional de la
Modernidad lo que guía a Comenio a sustentar su “didáctica magna”.
Continuando
en la Modernidad, llegamos a un racionalismo más sistemático con Kant, en cuyo
contexto, sistematizando el método cartesiano y ordenándolo y organizándolo lo
más completo posible, se puede entonces conocer no solo más metódicamente sino
más racional y ordenadamente todo lo que en ese momento representa la ciencia
moderna, de un Newton, por ejemplo. Pero el proyecto pedagógico seguía siendo
un esquema exclusivamente racional, cientificista o cientista, en el que
predominaba enseñar las ciencias lo más eficazmente posible, hasta llegar a la
cientificidad del siglo XIX, orientado básicamente hacia el conocimiento
racional de un sujeto que tenía como único objetivo llegar a conocerlo todo de
una forma lo más racional posible. Este proyecto se realizó en este contexto
moderno y allí también se agotó: no fue más allá de enseñar la ciencia tal como
se entendía y fundamentaba en la Modernidad. No contestaba las preguntas que ya
Kant empezaba él mismo a plantearse: para qué conozco (o aprendo), ¿qué pretendo
hacer con toda esta parafernalia desplegada para conocer? ¿Qué finalidad ética
se busca o se pretende? Desde acá ya Herbart
intuyó o previó el carácter formativo que debiera tener todo proyecto
pedagógico, solo que él no tenía todo el contexto antropológico para entenderlo
así. (Aunque sí previó o intuyó la necesidad e importancia del conocimiento
social y ético que se debiera tener del sujeto en formación).
Acudir
o recurrir a esta reconstrucción del actual proyecto pedagógico no es solo con
un propósito meramente teórico o epistemológico para conocer como se ha
constituido desde la Modernidad la que se pueda llamar la pedagogía como
disciplina. Es más bien para constatar
o entender cómo esta disciplina si se la puede identificar como tal, no está
presente en la formación teórica de los profesores, sobre todo de los
universitarios, en la actualidad, ya que en su deontología opinan o enuncian
que no necesitan más saber para poder enseñar (y pretender formar) en la
ciencia que están enseñando que el dominio que dicen o deben tener de ésta
misma